lunes, 21 de diciembre de 2009

Un sueño que crece con cada nota


La Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil de Ecuador (FOSJE) fue creada por Patricio Aizaga en 1995. Su inspiración fue el proyecto que ya llevaba años ejerciéndose en Venezuela, a cargo de José Antonio Abreu, la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela.


La FOSJE tiene su respaldo en el Ministerio de educación y en algunas empresas privadas que han creído en este proyecto y ha ofrecido su colaboración. Esta institución musical ofrece a sus alumnos un estudio casi gratuito de clases de música, lo cuál les permite encontrar un espacio en el cual desenvolverse y desarrollar algunos talentos. Principalmente la FOSJE está dirigida a chicos con escasos recursos como una oportunidad de superación.


Actualmente desarrollan sus actividades donde antes funcionaba el Municipal Tenis Club. Este lugar les fue cedido en comodato por el Municipio de Quito. Desde hace casi dos años se llevan a cabo en este lugar la enseñanza a un promedio de 250 jóvenes y niños. Actualmente tienen un problema en cuanto a las admisiones de nuevos integrantes pues el espacio que tiene el lugar no es suficiente. El Ministerio de Educación ayuda monetariamente a esta institución pues a opinión del ministro, la labor de esta “no es solo cultural, sino educativa y social, al apoyar a niños y a jóvenes de escasos recursos”.


La Orquesta Filarmónica del Ecuador (OFE) nace porque a criterio de su maestro, Patricio Aizaga, los jóvenes poseen un nivel profesional de capacitación y desenvolvimiento por lo que era necesario llevarlos más allá de pertenecer a una pasión, de que también este sueño emerja a grandes escalas.


En la OFE los jóvenes obtienen un contrato por un sueldo que retribuye el esfuerzo que llevan realizando durante tanto tiempo. A diferencia de las becas ofrecidas al entrar a la FOSJE, aquí se ofrece, contratos establecidos con prestaciones sociales y mejores salarios.


Para que algún joven pueda tomar un lugar en la filarmónica se hacen audiciones, las cuáles según Cristina Ramírez, violinista de 20 años, “son para ponerse nervioso realmente, es tu talento y tu esfuerzo contra el de tus compañeros, la competencia es dura.” A través del tiempo que esta joven ha estado tanto en la FOSJEla OFE la inspiraron a crear en un futuro su propia escuela de violoncello. Por otro lado, para Vicky Robalino, violinista de 22 años, lo más importante y duro de las audiciones es la parte de la amistad. “Es difícil porque todos somos compañeros y con algunos somos amigos muy cercanos y aunque uno se alegra si entra el compañero y uno no lo hace o viceversa, igual es duro entrar y ver que tu amigo no lo logró. No es una decisión fácil, pero los profesores tienen el criterio para elegir y los puestos dentro de una filarmónica, son contados”.


Toda la Filarmónica está compuesta por músicos ecuatorianos, a excepción de la arpista. Esto se debe a que hay varias ecuatorianas estudiando arpa en el exterior pero por la urgencia de una arpista y no tener ninguna a disposición en el país tuvieron que contratar a una chica del exterior.


Es así como cada día este grupo de 90 jóvenes, 80 fijos y 10 de reemplazo, de un promedio de 23 años van forjando su sueño en cada nota, en cada partitura nueva que leen sus ojos y en cada sutil sonido que logran de sus instrumentos. Es duro el esfuerzo, pero el resultado, según sus expresiones, vale la pena.